Rosario Espinal/Hoy Digital
En lo que va de este Siglo XXI, los tres primeros presidentes modificaron la Constitución con un objetivo primordial: cambiar el sistema de reelección por uno de su conveniencia.
Hipólito Mejía en el 2002 para repostularse en el 2004. Leonel Fernández en el 2010 para repostularse en el futuro porque agotaba su segundo mandato consecutivo (reintrodujo el sistema de reelección indefinida no consecutiva y muchas otras modificaciones). Danilo Medina en el 2015 restableció la repostulación inmediata y nunca más para repostularse en el 2016.
Luis Abinader ha dicho a viva voz que él será diferente, que su reforma constitucional no tocará el sistema de reelección. Por el contrario, pondrá candados para que ningún futuro presidente pueda hacer cambios como hicieron sus antecesores.
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Abinader ha indicado pues tener dos objetivos con la reforma: poner candados al sistema de una sola repostulación y establecer la independencia del Ministerio Público cambiando la forma de elegir al Procurador/a General de la República.
Comencemos por esos dos puntos.
Primero, si Abinader cumple con lo que establece la Constitución actual y sale en el 2028 sin poder volver a postularse, estaría cumpliendo con el candado existente. Al igual que Medina, quedaría inhabilitado para presentarse nuevamente. El cumplimiento de la ley es el mejor candado ya puesto, no hay que modificar la Constitución para eso.
Segundo, según un borrador del proyecto de modificación constitucional que ha circulado, el nuevo mecanismo de nombrar el procurador/a consistiría en que el presidente somete un nombre al Consejo Nacional de la Magistratura para que apruebe o no. El problema es que ese Consejo lo controla el presidente, y si no lo controlara, estaría nominando candidatos hasta que aprueben uno de su escogencia. ¿Cuál es entonces el gran cambio?
Ahora resulta, ¡vaya sorpresa! que la reforma constitucional propuesta no se queda en esos dos puntos. Aparecen, entre otros, unificar las elecciones y reducir el número de diputados, supuestamente para ahorrar recursos.
Llevo 30 años diciendo que las elecciones deben ser unificadas porque en elecciones no son presidenciales participan menos votantes, y porque en sistemas políticos clientelares como el dominicano separar las elecciones no elimina ni reduce el arrastre (un ejemplo reciente es el 2024, cuando las elecciones estaban separadas y arrasó el PRM). No obstante, es más prudente dejar ahora la Constitución tranquila porque ningún dispositivo electoral es perfecto.
En cuanto a los diputados, si la razón es ahorro, deberían comenzar por eliminar los 235 distritos municipales que no tienen ninguna capacidad de gestión, luego reducir el número de municipios, y luego eliminar el Senado que no tiene razón de ser en un país que no es una república federal. Así se ahorraría mucho más dinero que reduciendo el número de diputados de elección directa.
En la República Dominicana hay muchos problemas por resolver para perder el tiempo modificando la Constitución. Es mi opinión.
Quedamos pendientes para saber qué realmente busca el presidente con la reforma constitucional, porque del dicho al hecho hay un gran trecho.