De las 13 reformas sugeridas por el presidente Luís Abinader Corona, de las cuales se están exponiendo lineamientos generales de algunas en el iniciado diálogo nacional, con la presencia del liderazgo partidario y del Consejo Económico y Spcial (CES), las de más premura es la Reforma Fiscal o Tributaria.
El gobierno necesita con urgencia más ingresos para poder enfrentar las demandas de la población, además de poder cubrir el servicio de la deuda externa, que según los expertos se ha colocado en el 70% del Producto Interno Bruto (PIB).
Pero, hablemos claro y digamos las cosas como son.
Si a través de la Dirección General de Impuestos Internos(DGII) se “eficientiza” esa institución, se incrementa el personal técnico profesional, sobre todo de auditores de oficina y de campo, se procura que todas las entidades presenten sus declaraciones juradas basadas en sistemas de contabilidad con información real, avaladas por un sistema contable que pueda ser revisable y los estados financieros reflejen la veracidad de la situación financiera, sus resultados y económicos, de seguro que la Reforma Fiscal sería innecesaria.
La realidad es que si se va al fondo del tema, provincias por provincias y en el nivel central, es sorprendente lo que van a encontrar con el sin número de entidades que a través de sus asesores impositivos llevan las informaciones en Excel y no basadas en un sistema de contabilidad instalado, que presenten y reflejen cifras reales.
Los ingresos que se procuran obtener a través de una Reforma Fiscal o Tributaria, de seguro que estarían garantizados con la eficiencia operativa y fiscalizadora de la DGII.